Así vivimos el Eclipse en Mazatlán: ¡un día inolvidable!
Sería necesario inventar un adjetivo para describir el momento de oscuridad total del eclipse en Mazatlán: fue maravilloso, impresionante, hermoso…sin palabras.
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Sería necesario inventar un adjetivo para describir el momento de oscuridad total del eclipse en Mazatlán: fue maravilloso, impresionante, hermoso…sin palabras.
Sería necesario inventar un adjetivo para describir el momento de oscuridad total del eclipse en Mazatlán: fue maravilloso, impresionante, hermoso…sin palabras.
«Debieron haber enviado a un poeta», como dijera la Dra Elli Arroway -Jodie Foster- en la película Contacto, cuando intenta describir la belleza del espacio exterior.
Les confieso que lloré y lo recuerdo como un sueño, especialmente el momento de oscuridad total cuando el sol estaba oculto por la luna.
Les contaré en esta entrada cómo fue ese día, ese 8 de abril histórico para Mazatlán y México.
Un día que muchos llevaremos en nuestra mente y corazón, hasta los últimos días de nuestras vidas probablemente.
Y claro, esperemos que Dios, el Cosmos, la vida, nos permita apreciar otro eclipse de sol en otro momento.
El día del eclipse nos despertamos a las 7:00 am y decidimos desayunar en el hotel para evitar imprevistos o gentíos.
A las 8:10 am bajamos al buffet -hotel Holiday Inn Resort Mazatlán- y estaba llenísimo, un mini caos.
Había muchos turistas extranjeros con playeras del eclipse, telescopios y artefactos para ver el fenómeno.
También varios turistas mexicanos, entusiasmados por la experiencia…y también ansiosos.
Parecía temporada alta de vacaciones, el ambiente entre los que espérabamos era de ansiedad.
Demoramos como 20 minutos en que nos dieran mesa.
Nuestra meta era salir a las 9:00 am para intentar llegar al malecón o el Parque de las Ciudades Hermanas.
Yo comí cosas ligeras: mucha fruta con yogurth y avena, una ensalada con espinacas y un poco de huevo.
Quería estar ligero.
Mi mamá y mi sobrina sí eligieron guisados más elaborados: carne con salsa, hot cakes, o chilaquiles.
Acabamos como a las 9:05 y salimos del hotel.
Realmente no sabíamos cómo íbamos a llegar, incluso pensé en solo caminar al inicio del malecón y listo.
Eso nos tomaría como 20 minutos.
Pero vimos una Pulmonía sin pasajeros, justo a la entrada del hotel.
Casi como si nos estuviera esperando.
Le preguntamos el tiempo que nos tomaría llegar al Parque de las Ciudades Hermanas.
El conductor, Omar, nos dijo que como 30 o 40 minutos, pero que no estaba seguro pues había mucho tráfico.
Decidimos arriesgarnos, pues a las 9:50 era cuando iniciaría el eclipse.
Ahora la segunda pregunta: ¿cuánto nos cobraría?
Yo dije: si nos cobra más de $500 pesos, por supuesto que no, ni modo.
Pero no, nos dijo que $300 considerando el tráfico.
Aceptamos y emprendimos la marcha.
Por cierto, traté de programar un Uber el día anterior, pero no había disponibilidad.
«No hay Ubers disponibles en tu área de las 9:00 a las 10:00 am» me aparecía en la app.
Nunca antes había visto esa notificación, pero me pareció lógico dada la relevancia del eclipse.
Ya montados en la Pulmonía -yo adelante con el conductor y mi mamá y Ximena atrás- nos dimos cuenta de la excitación en las calles.
Mucha gente en todos lados: a pie caminando hacia el malecón, desayunando en restaurantes, y muchos coches.
En verdad una locura y una energía muy especial.
El Malecón de Mazatlán fue cerrado por el eclipse, solo pasamos justo al inicio y se veía atiborrado.
Omar -el conductor-, se fue por unas calles que no volvería a identificar jaja pero nos permitió ver la parte más citadina de Mazatlán.
«Hay más gente que en Semana Santa» nos dijo Omar, quien a sus 30 y algo de años, se mostraba poco emocionado por el eclipse.
Lo que sí le emocionaba muchísimo eran sus historias de los supuestos personajes ilustres que había conocido.
Entre ellos familiares de El Chapo Guzmán o el Mayo Zambada a quien les brindó servicios de Pulmonía.
Pero todas sus anécdotas solo fueron positivas hacia los protagonistas, quiene siempre fueron muy espléndidos con las propinas.
Nosotros íbamos emocionados, sin angustia ni prisa por llegar…no sé porqué, inconscientemente creo que pensaba «no importa, ya estamos en Mazatlán».
Ya eran las 9:50 y algo, así que me puse los lentes de Skyshop para ver el cielo y ahí estaba.
¡La luna ya se había posicionado sobre el sol!
«¡Ya se ve la luna! ¡Ya está el primer contacto! ¡Vean!» les dije a mi mamá, sobrina y al propio Omar.
Incluso mi mamá en un alto me parece que se bajó brevemente para verlo.
«Sí, es una cosita de nada lo que se ve».
Conforme nos acercábamos a los alrededores del Parque de las Ciudades Hermanas veíamos más y más gente.
Revisé en Google Maps y estábamos a 10 minutos caminando de nuestro destino, así que decidimos bajarnos.
Había muchísima gente intentando llegar: con celulares grabando, en familia, en pareja.
Todos muy emocionados y apurados.
De vez en cuando veías a la gente pararse por un minuto para ver el cielo y escuchabas decir:
«Sí, ya está la luna sobre el sol…¡córrele!».
En esos 10 minutos caminando me pareció ver por lo menos a 500 personas.
También había vendedores de lentes para ver el eclipse y los vecinos nos miraban emocionados.
Una policía que dirigía el tráfico se mostraba absorta: «hay más gente que en Semana Santa, nunca había visto algo asi».
En verdad estaba con una actitud de rebasada, pues aunque todo estaba en orden, sí era mucho caos.
Una vecina que improvisó un sanitario para que la gente lo usara nos dijo lo mismo.
«Nunca había pasado algo así en Mazatlán, hay más gente que en Semana Santa, que en el Carnaval».
Y eso que Semana Santa había sido apenas hace dos semanas, mientras que el Carnaval es un evento multitudinario.
«Vendimos todo ya, hicimos tortas y no nos sobro nada»…»en dos días ya saqué como 3,000 pesos del puro baño» nos dijo incrédula.
Mientras esperábamos pasar al sanitario -neta un vato se tardó como 10 minutos jaja- la señora recordó el eclipse de 1991 en Mazatlán.
«Sí sabíamos que iba a haber eclipse, pero no había redes ni nada de eso, era poca la información».
Incluso nos dijo que en ese entonces, vivieron la experiencia con un poco de miedo.
«Nos dijeron que se oscurecería, pero no que todo, que se haría de noche…nos dio miedo».
Ahora se mostraba más bien emocionada, incluso con su hija adolescente bromeó cuando esta le dijo «oye mamá, y si se acaba el mundo cuando sea el eclipse».
A lo que ella le respondió «pues te vienes corriendo y ya», como dándole por su lado.
Finalmente llegamos al Parque de las Ciudades Hermanas que estaba llenísimo.
Vimos el escenario principal con la Orquesta Sinfónica que en ese momento, como las 10:10 am tocaba una melodía de Star Wars.
El ambiente era todavía más festivo ahí y de mucha expectativa, mucha emoción.
Había gente de todas las edades: niños, adolescentes, adultos mayores.
Igualmente muchos artefactos: telescopios, visores especiales, drones sobre volando…nunca había visto tantos drones juntos al mismo tiempo.
Soy sincero y el ver tanta gente nos motivó a buscar otra opción, además de que queríamos estar más cerca de la playa.
Caminamos hacia el malecón -estábamos casi al final del mismo- y vimos que había menos gente en una parte.
Específicamente en una fuente con una escultura de delfines, que después descubrí es el Monumento a la Continuidad de la Vida.
No tenía agua, así que habia gente adentro de ella.
Al igual que en todo Mazatlán, había varios turistas extranjeros, fácilmente reconocibles por su altura y tes de piel principalmente.
Muchos de los presentes llevaban telescopios pequeños también, o equipo fotográfico especial; incluso drones.
El ambiente era muy especial: familias, parejas, niños, amigos…todos estábamos muy emocionados.
A las 11:50 am de la mañana, veíamos por los lentes, que la luna casi cubría ya al sol.
El momento que había imaginado por meses, el punto por el que planee este viaje estaba próximo a ocurrir.
Cada vez había más emoción entre los presentes: gritos leves, risas… cierto nerviosismo.
«¡Ya casi, ya casi, el sol no se ve!» fueron algunas de las frases comunes.
Unas luces residenciales, acostumbradas a encenderse en las noches, se activaron.
Y vimos revolotear a un grupo de pájaros…¡pasaron tantas cosas en tan poco tiempo!
Y de pronto, llegó la oscuridad total…fue tan mágico.
«¡Ya se puede ver sin lentes!».
Y ahí estaba el astro rey, el sol, el dador de vida sobre nuestras cabezas, con un resplandor a su alrededor y la luna cubriéndolo.
Quizás fui solo yo, pero más que oscuridad total, me pareció una atenuación de la luz maravillosa.
Lloré y abracé a mi mamá y mi sobrina, quienes también estaban bastante emocionadas.
Esos cuatro minutos y par de segundos que duró el eclipse, fueron también muy caóticos.
Había mucho qué ver: unas puntas triangulares del sol visibles a simple vista que entiendo eran explosiones.
Un clavadista que se iba a arrojar con una antorcha encendida y previo a ello se escuchó el sonido de un caracol.
Los drones fulgurando encima de todos -nunca había visto tantos en mi vida-.
El resplandor en las zonas más lejanas que se veían hacia el mar.
La gente estaba emocionada por ver eclipse sin lentes; gente llorando.
Se sintió frío, eso fue bastante particular…la bandera monumental de México ondeando, creando una postal tan hermosa.
Fueron momentos muy emotivos.
De pronto se escuchó «ya no hay que ver directamente, ya se acabó la oscuridad total».
Y entonces debimos ponernos nuevamente los lentes para proteger la vista.
La luna poco a poco empezaba a «salirse» del sol, y nuevamente la luz solar se imponía casi en todo.
Es impresionante que aunque esté cubierto por nuestro satélite natural hasta en un 90%, el sol siga iluminando tanto.
Somos afortunados de vivir.
En esos momentos post eclipse, recuerdo además de la emotividad de todos los presentes, las charlas alusivas.
Como recordar los que vivimos el eclipse de 1991 en la Ciudad de México.
Y un momento muy especial fue cuando un buque de la Marina, que estaba en el mar, medio lejos, nos «saludó» emitiendo el sonido que hacen los barcos.
Todos nos emocionamos: gritamos y aplaudimos jajaja.
En fin, quisiera contar más pues entre más redacto, más me emociono y recuerdo detalles.
Sin duda el eclipse de sol en Mazatlán el 8 de abril, fue una experiencia que recordaré toda, toda mi vida.
Gracias vida.
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