Viajar a Boston para ver a las Spice Girls: ¡una historia llena de locura!
Viajar a Boston en alguno de los días feriados 2021 en México es algo que definitivamente quisiera hacer y revivir ese viaje de 2008 donde vi a las Spice Girls en concierto.
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Viajar a Boston en alguno de los días feriados 2021 en México es algo que definitivamente quisiera hacer y revivir ese viaje de 2008 donde vi a las Spice Girls en concierto.
Viajar a Boston en alguno de los días feriados 2021 en México es algo que definitivamente quisiera hacer y revivir ese viaje de 2008 donde vi a las Spice Girls en concierto.
Una advertencia: tienen que usar su imaginación porque aunque tenía un teléfono que tomaba fotos y videos, en realidad no hay registro alguno de esas imágenes pues las perdí.
Ese viaje fue el primero de mi vida al extranjero y fue gracias a mi primer trabajo como reportero en una revista llamada Infochannel.
El viaje incluye una visita a Nueva York, la pérdida de mi billetera, quedarme sin dinero en Boston, el apoyo de un guatemalteco, y nublados recuerdos del concierto de las Spice Girls.
Con el paso del tiempo se ha convertido en un recuerdo ligeramente amargo, pero al mismo tiempo muy bonito, pues me transporta a una parte muy especial de mi vida.
Por ejemplo el inicio de mi trayectoria profesional, o el que en ese entonces no existían las redes sociales, entonces la vida aún era como la de «antes».
En diciembre de 2007 mi jefe me dijo que era necesario viajar a Nueva York para cubrir un evento el 28 de enero, entonces le dije que «ok, todo perfecto».
Yo no tenía visa ni pasaporte ni nada; de hecho la primera visa de Estados Unidos que tuve fue justamente de periodista y con vigencia de un año.
Yo como buen Spice Fan, estaba emocionado al mil por el reencuentro de las Spice Girls en 2007, el cual incluía conciertos en Estados Unidos, Canadá y Europa.
También sabía que el 30 de enero tendrían un concierto en Boston, así que me aventuré y le dije a la coordinadora del viaje que si en vez de regresar a México desde Nueva York el 31 de enero, lo podía hacer desde Boston.
Muy accesible dijo que sí, que no me preocupara; incluso arreglaron el trayecto para que volara de Nueva York a Boston. ¡Padrísimo!.
Yo estaba mega contento y llegó el día de viajar a la llamada «ciudad que nunca duerme».
Nunca olvidaré cuando llegué al hotel, el The New York Palace Hotel y especialmente cuando en la habitación abrí las ventanas -estaba en pleno Manhattan– y vi todos los rascacielos; creo que hasta lloré.
Algo importante en este relato: al llegar al hotel me pidieron una tarjeta de crédito; la saqué de la cartera pero no la volví a guardar ahí sino en la maleta.
Esa misma noche salí a caminar a Times Square y me maravilló el ver todas esas tiendas y luces; todo era tan mágico; tan bonito.
Fui al Rockefeller Center y como aún era invierno estaba la tradicional pista de hielo…¡como en las películas!
Después fui a dormir aún con la adrenalina de estar en aquella ciudad que de niño solo veía en un poster que alguna vez compré.
Al día siguiente, 29 de enero fue la presentación de unos dispositivos que hasta la fecha no entiendo bien para qué eran; todo era muy técnico y en inglés.
En ese entonces mi dominio del idioma anglosajón era muy básico, así que me recuerdo perfectamente estresado tratando de entender qué explicaban esos ponentes.
Mi trabajo fue pésimo: la nota que hice, lo que entregué me sentí muy mal porque incluso cuando regresé a México mi jefe me regañó.
Pero bueno, ¡al día siguiente iba a viajar a Boston qué felicidad!
Ya en ese último día de trabajo salí en la noche nuevamente a Times Square para comprar obsequios: una playera de I Love NY, llaveros, etc. ¡Estaba exultante!
Cabe mencionar que no tenía hospedaje reservado en Boston; ni siquiera tenía boleto para ver a las Spice Girls, pero bueno la emoción era lo que importaba.
Así que todo fue horrible cuando esa última noche en Nueva York me di cuenta que había perdido mi cartera.
Revisé mi ropa, la maleta, debajo de la cama. Una locura.
Me salí inmediatamente del hotel y traté de hacer el mismo recorrido que hice de ida y vuelta a Times Square para ver si la encontraba tirada.
Ni rastro de ella. La perdí con mis tarjetas de crédito, los viáticos, el dinero extra que me había dado mi mamá.
Recuerdo que llamé a casa, no para contar sobre eso; me contestó mi hermana y le dije que todo estaba bien, pero en realidad me sentía fatal.
De un emocionante viaje, pasé a la peor sensación de desesperanza y ansiedad por estar lejos de casa, en ciudades desconocidas y sin nadie a quien pedir ayuda.
Miércoles 30 de enero, bajé a tomar el desayuno (afortunadamente el hotel lo incluía y desde ahí me hice fan de esas pequeñas salchichas italianas) y me encontré al editor de Mundo Ejecutivo, quien también había sido llevado a la cobertura del evento.
Muy buena onda, Jaime recuerdo se llama; me animé a contarle mi desgracia y le pedí dinero, pero literal me dijo que no tenía más que 5 dólares.
Los tomé, de algo me iban a servir.
Llegó el auto que me llevaría al aeropuerto y emprendí el viaje a Boston; recuerdo que para más triste, el día estaba súper frío y nublado; no recuerdo nada de Nueva York más que nubes grises.
El vuelo de Nueva York a Boston duró aproximadamente 45 minutos, fue en uno de esos pequeños aviones con dos asientos.
Llegué todo desolado, y apenas salí por la puerta del avión sentí el aire frío pegando mi rostro. ¡Nunca en mi vida había sentido tanto frío!
Me acerqué a un módulo de informes donde afortunadamente una señorita hablaba español, le dije que iba al concierto de las Spice Girls y me dijo «¡No puedo creer la cantidad de gente que ha venido a Boston para verlas!».
Me dijo cómo llegar al TD Bank North Garden, donde sería el concierto, y me recomendó una especie de hostal.
Cuando llegué al hostal la suerte siguió en contra pues nadie mi abrió ni conseguí nada.
Le pregunté a un policía afroamericano, pero no me quiso ayudar, lo sentí muy hosco y despectivo, entonces tuve que llamar a México, pero llamé a la oficina, a una querida compañera de trabajo llamada Pili; me ayudó rápido a buscar un hotel barato y aunque me dio la dirección y se llegaba en metro, nunca di con él.
En el metro otro chico me recomendó ir al centro de Boston, ya que al ser zona turística ahí sí habría hoteles. Y sí los hubo.
Entre toda esa vorágine me dio hambre, y anduve por el centro de Boston tratando de encontrar algo que comer y que pudiera pagar con mi tarjeta de crédito.
Y es que no les he contado pero recuerdan que cuando llegué al hotel de Nueva York usé una tarjeta de crédito y no la dejé en la cartera, donde se hubiera perdido, sino que la guardé en la maleta. ¡Pues esa tarjeta fue mi salvación!
Les decía que tenía hambre, entonces encontré un lugar de comida mexicana y con la añoranza de mi tierra decidí entrar.
Me atendió un chico guatemalteco que fue lo más amable en la vida; siempre lo recordaré.
Pedí unas enchiladas que no picaban nada, así que pedí un chile y me dieron literalmente un chile jalapeño crudo jajaja.
También tomé un refresco.
Cuando quise pagar, el guatemalteco me dijo que no, que así estaba bien, que no me preocupara; le agradecí muchísimo.
Y algo todavía más padre: como necesitaba dinero en efectivo para el transporte público le dije que si no podía hacerme un cargo a mi tarjeta y darme ese dinero.
Sin problema me cobró 20 dólares (o 10 ya no recuerdo) y me los dio.
Cuando salí de ese lugar le dije que si algún día yo le podía ayudar en algo desde México, con mucho gusto lo haría.
Nunca volvimos a estar en contacto, pero donde quiera que esté, en verdad deseo que no le falte nada.
Fue un héroe.
El hotel en el que pude hospedarme fue el Marriott; ya ni siquiera recuerdo cuánto pagué pero para mí ya no importaba nada.
Estaba en la misma plaza que el John Hancock, el edificio más alto de la ciudad y es el que se ve atrás de mi fotografía que les compartí al inicio.
Entré a la habitación, descansé un poco y salí a merodear por las calles de Boston.
Hacía muchísimo frío, pero aún así me pareció muy, muy bonita; aunque casi no había nada de gente en la calle.
Mejor me regresé al hotel y me puse a ver la televisión hasta hacer tiempo para el concierto. Aún estaba desconsolado por la pérdida de mi cartera.
Cuando se acercaba la hora para el concierto tomé el metro y me dirigía al TD Bank North Garden; mucha gente también iba y se sentía un ambiente festivo.
Llegué al recinto y lo que me llamó la atención es que había muchas niñas vestidas como las Spice Girls; con mi teléfono de entonces hasta grabé un video pero también lo perdí.
Quise comprar algo de mercancía oficial, pero todo era pago en efectivo así que me quedé con las ganas.
Mi entrada era en una sección general y logré irme unos asientos hasta adelante donde una chica llamada Alana fue muy amable.
Me quedé con ella y con su hermana disfrutando del concierto.
Algo que me llamó la atención es que al menos ahí en ese concierto de las Spice Girls en Boston la gente no se movía de sus sillas. Nada, todo muy controlado.
Desafortunadamente casi no recuerdo nada del concierto y no sé porqué: no recuerdo haberlas visto a lo lejos, ni una canción en específico.
Bueno sí, recuerdo mucho «Mama» porque recordé a mi mamá y Headlines que nadie sabía pues era la nueva canción y fue un flop jajaja.
Aún así salí eufórico del concierto y el ambiente que había a la salida: adolescentes bailando, incluso algunos haciendo una ruedita y todos contentos.
Lo último que recuerdo de ese día fue que pasé a un 7 Eleven y compré un Arizona de fresa y sandía; creo también un sandwich para cenar.
Después llegué al hotel y me dormí. No recuerdo más
Por cierto para regresar a la Ciudad de México desde Boston tuve que hacer escala en Miami; tampoco recuerdo mucho.
Solo que el aeropuerto me pareció enormeeee y muy nice.
Lo que sí recuerdo del vuelo Miami-CDMX fue que vi las estrellas en la ventana (viajé de noche) y se veía repleto el cielo.
Muy bonito y literalmente inolvidable.
Y pues esa fue toda la osadía de viajar a Boston para ver a las Spice Girls en concierto.
Bonito. Estresante. Inolvidable.
#RecordarEsViajar
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